La melodía del ser.

Timothy Oldman nació en una de las calles más antiguas de Chicago, una de esas que olían a aceite de motor y en las que el camión de la basura podía dejar un aroma que duraba horas cuando la atravesaba de madrugada. Era un barrio de obreros y sus padres lo educaron como tal. Como un trabajador que hiciera lo que hiciera debería usar sus manos para ganarse la vida y seguir adelante para vivir tan dignamente como las circunstancias se lo permitieran. Sin embargo, y a pesar de toda la educación que Timothy tuvo durante su infancia, cuando apenas entraba en la adolescencia su familia tuvo uno de esos golpes de suerte que hace que las cosas giren 180º. Su madre consiguió un nuevo trabajo con el que los ahorros de la familia subieron como la espuma. Y con este golpe de suerte empezaron a surgir las aficiones de un chico que nunca se había podido permitir esos lujos. Había pasado su infancia pegado a una pequeña radio, de esas que apenas captan las emisoras en dos frecuencias, plateada y...