Un ropero vacío.

Dime… ¿has sufrido tú alguna vez la agónica desesperación que recorre tu cuerpo al vaciar pieza a pieza un ropero hasta el final? ¿Lo has contemplado con tus ojos llorosos al ver la devastadora verdad que te ha mostrado? Pocas cosas hay más tristes que esa. El encontrarte en la difícil situación de tener que abandonar todo aquello que te define, que define tu propio hogar, tu forma de ser, tu pasado, para dar un salto al vacío y arriesgarse a empezar de nuevo. ¿Pocas cosas hay más tristes? ¿En serio? Sí, en serio. Porque… ¿acaso no son todos esos momentos tristes, llenos de dolor y lágrimas, de gritos y maldiciones, un ropero vacío? ¿No es esa la amarga realidad que nos lleva a sentir como nuestro mundo comienza a desmoronarse a nuestro alrededor? Perdemos a alguien, contraemos una enfermedad, rompemos una amistad o una pareja, emigramos dejándolo todo atrás, dejamos de confiar en alguien cercano a ...